El plan de la “Gran Rusia” ha fracasado.
Geopolítica - El plan de Putin ha fracasado, mientras que la jugada de Lukashenko podría haber funcionado.

Autor: Germán Alejandro Romero
Fecha: 1 de Agosto del 2023
La invasión por parte de Rusia a la república de Ucrania en febrero del 2022 sorprendió al mundo. Pero este suceso está demasiado lejos de justificar la existencia de “nazis” en territorio ucraniano. Sino, por el contrario, podría estar más relacionado con Bielorrusia que con Ucrania.
Para poder analizar este fracaso, debemos hacer un pequeño recorrido histórico, iniciando con el día 9 de agosto del 2021, día en que se celebraron elecciones en Bielorrusia. En aquel, momento se enfrentaban al voto popular el Presidente Alexander Lukashenko y la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya. Aunque, sin ser ninguna sorpresa para nadie, el candidato oficialista había ganado con el 80,23% de los votos, mientras que Tijanóvskaya alcanzó solamente el 9,9%. Era bien sabido que existía un alto nivel de corrupción y fraude en el proceso electoral, pero la forma tan grosera de estafar las elecciones presidenciales, provocó un estallido social inmediato.
Durante los días siguientes, las protestas crecieron en número de personas, alcanzando las 70.000. Esta colosal ola manifestantes sacudió al gobierno de Lukashenko, que visto indefenso, acudió a la ayuda de Rusia para poder reestablecer el orden en su país. Que, al cabo de unas semanas, se lo logró reestablecer. Las protestas fueron aplastadas, los medios censurados y Tijanóvskaya se debió exiliar en el vecino país de Lituania.
Este hecho fue un punto de inflexión no solo para Bielorrusia, que tomó conciencia de su incapacidad militar para imponer el orden. Sino también para Rusia, ya que, tras esta ayuda al presidente bielorruso, éste debió alinearse a los intereses estratégicos de Moscú. Es decir, a los de Vladimir Putin.
Podemos decir, en términos marxistas que, a partir de este momento, se afianzó la relación entre el ser dominante y el dominado. Pero, ¿Por qué le interesa tanto Bielorrusia a Rusia? La respuesta la podemos encontrar en el Pacto de la Unión. Este acuerdo fue iniciado en la década de 1990 entre el ex Presidente Boris Yeltsin y Lukashenko, en el cual se establecía la unificación de estos dos países, pasándose a llamarse esta entidad como el Estado de la Unión. No obstante, no sería una unión igualitaria, dado que la Federación de Rusia tiene una economía más desarrolla, un territorio con más recursos naturales y, sobre todo, unas fuerzas armadas muy superiores a las bielorrusas.
Es por esto último que Lukashenko no ha permitido el avance hacia la implementación de dicho pacto. Pero, tras las protestas posteriores a las elecciones del 2021 y al auxilio de Rusia, el Presidente bielorruso no ha tenido otra elección más que continuar las negociaciones con Putin.
Bajo este contexto, donde la anexión de Bielorrusia se daría en un futuro de corto o mediano plazo, la invasión a Ucrania en febrero del 2022, se puede entender como el intento de Putin por unificar los tres países que antiguamente conformaban la Rus de Kiev. Es decir, dominar toda la región en la que habitan los eslavos orientales (los occidentales están en Europa Central y los del sur en los Balcanes).
Sin embargo, esta situación de dominación total de la región, parece desvanecerse completamente tras los meses de guerra. La imposibilidad del ejército ruso de haber tomado Kiev (capital ucraniana) durante las primeras semanas de guerra, y luego, los continuos fracasos y retiradas del frente, han demostrado que Rusia no tiene el poder militar convencional con el que se creía. La única fuerza militar que ha mostrado avances limitados, fue el Grupo Wagner del oligarca Yevgeny Prigozhin.
Adicionalmente, durante todo el transcurso de la guerra, pero más que nada en los últimos meses hasta la fecha, se ha evidenciado las luchas internas del Estado ruso, entre Prigozhin y el ministro de defensa, Serguéi Shoigú. En esta interna, el líder del grupo Wagner ha criticado al ministro por no apoyar lo suficiente a sus fuerzas, y en junio de este año, las declaraciones fueron aún más allá, señalando que Shoigú había ordenado un bombardeo a un campamento de los wagneritas.
Tras esta escalada de tensión interna, Prigozhin ordenó a sus tropas avanzar hacia Moscú, la capital rusa, el 23 de junio. Inmediatamente Putin lo declaró terrorista y enemigo del Estado (además de traidor). No obstante, al día siguiente, Prigozhin detuvo su avance y aceptó una propuesta de Alexander Lukashenko.
¿Qué fue lo que ofreció el líder bielorruso? Esa es la cuestión de este artículo. Nunca se sabrá con ciencia cierta qué fue lo que le propuso, pero lo que suponemos es que, tras no haber conseguido el apoyo que esperaba Prigozhin en su avance hacia Moscú, el asilo en Bielorrusia era su única opción de proteger su vida. Por esa razón, el Grupo Wagner se trasladó a este país.
A cambio del asilo y la protección, Bielorrusia pidió al Prigozhin el entrenamiento de las fuerzas armadas nacionales, que tan solo cuenta con 45.000 efectivos activos, sin ninguna clase de experiencia en combate. Lo mismo que su maquinaria bélica, según Global Fire Power, Bielorrusia cuenta con 862 tanques, pero tan solo 474 están en condiciones de ser utilizados. Sin mencionar que estos vehículos son modelos soviéticos de las décadas de 1960 a 1990.
Como conclusión, Rusia no solo está perdiendo el territorio que había ganado a comienzos de la guerra, sino que también que perdió la única fuerza militar que le había proporcionado victorias, por más limitadas que fuesen. Por lo que el frente en Ucrania está siendo un completo desastre. Y, por otro lado, con el Grupo Wagner entrenando a las fuerzas armadas de Bielorrusia, lo que Lukashenko busca es tener un ejército lo suficientemente fuerte como para poder resistir contra el arsenal de Putin, y de esta forma, evitar en lo posible un Pacto de Unión desfavorable para Bielorrusia.
En otras palabras, haber iniciado la guerra o, como lo denomina el Kremlin, la Operación Militar Especial, no solo perjudicó a la economía rusa tras las sanciones de Occidente, la imagen de fortaleza de sus fuerzas armadas, sino que también debilitó el poder real de Putin con sus aliados estratégicos, poniendo en riesgo el sueño de Putin de la “Gran Rusia”.