El domingo 13 de agosto se cumplió una semana desde el vencimiento del ultimátum impuesto por los líderes de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Y hasta la fecha, no se ha iniciado una guerra abierta entre esta organización internacional y la coalición conformado por los gobiernos de factos de Níger, Mali y Burkina Faso. Esta situación no quita que no se hayan tomado medidas preventivas, por ejemplo, la junta militar de Níger ha cerrado el espacio aéreo de su país, temiendo una intervención.

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La gran pregunta es ¿Cómo se ha llegado a esta situación? En la que la seguridad de una parte importante del continente africano está amenazado por una guerra. Para hallar la respuesta, debemos entender la historia contemporánea de los países de la región.

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Tanto Níger como Mali, Burkina Faso y Guinea, han sido partes de la colonia francesa de África Occidental. Y, posterior a la segunda guerra mundial, en el continente africano se inició un proceso llamado “descolonización” durante las décadas de 1950 y 1960. Bajo este contexto, Guinea es el primer país de esta colonia que se independiza 2 de octubre de 1958, y en el año 1960 le seguían los demás países en cuestión, siendo el último de ellos Burkina Faso, consagrando su independencia el 11 de diciembre de 1960.

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A pesar de haber obtenido oficialmente sus independencias, estos países en la práctica, siguieron estando bajo la influencia de su antigua metrópoli, Francia. Desde estos años hasta la actualidad, en estos países, Francia ha mantenido lo que se conoce como “Imperialismo informal”, ya que el país mantiene su independencia, pero, dado que sus instituciones son bastante frágiles, la antigua metrópoli aprovecha esta delicada situación para su propio beneficio. No hay que olvidar que, tras la finalización de la segunda guerra mundial y bajo el contexto de la guerra fría, el paradigma imperante en el mundo era el realismo (los Estados Nacionales egoístas buscando su propio beneficio).

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Desde entonces, los países de África Occidental han tenido gobiernos dictatoriales y democráticos, de forma intermitente, pero siempre con buenas relaciones con Francia. Sin embargo, lo llamativo sucede en los últimos años, cuando, estallan golpes de Estados en las naciones de esta región, aprovechando la debilidad de las instituciones democráticas y, sobre todo, en contra de los intereses franceses en sus respectivos países.

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El primero de ellos fue Mali, que tuvo ya en el 2020 un golpe de estado, pero el que ha perdurado hasta la actualidad es el contragolpe de estado, efectuado el 24 de mayo del 2021, por el Coronel Assimi Goita. Luego, el 5 de septiembre de ese mismo año el Coronel Mamady Doumbouya llevaría a cabo su propio golpe en Guinea. Seguido por Ibrahim Traoré de Burkina Faso el 30 de septiembre del 2022. Y finalmente, Níger el 26 de julio del 2023, por el General Abdourahamane Tchiani.

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Entendiendo esto, lo que cada régimen necesita para poder mantenerse en el poder, son armas y financiamiento, y aquí es cuando hace su entrada la Federación Rusa. El país eslavo ha buscado, desde el comienzo del siglo XXI, expandir su influencia a nivel mundial y, uno de esos lugares concretamente es el continente africano. Para ello, Rusia utilizado dos mecanismos: el primero es el diplomático formal, a través de visitas diplomáticas de su Ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov.

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No obstante, el segundo medio de vinculación con los países africanos es a través del Grupo Wagner, liderado por Yevgeny Prigozhin. Según lo que comenta Julian Rademeyer, analista de Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GIATOC, por sus siglas en inglés) "Wagner ha evolucionado con el tiempo más allá de los servicios militares privados, hasta convertirse en una red de relaciones y negocios con empresas de varios países africanos", es decir que, el Grupo Wagner es el principal proveedor de armas de los regímenes autoritarios de estos países, ya que a través del comercio formal, el Estado Ruso no efectúa este comercio.

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Por esta razón, en el último golpe de estado, en Níger, un número importante de la población de ese país, fundamentalmente de la capital (Niamey), ha salido a apoyar al propio golpe con banderas rusas y también han agredido a la embajada francesa.

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Finalmente, ¿Por qué digo que Níger es el tablero de ajedrez de Francia y Rusia? Mientas que, para el primero, Níger es el principal proveedor de uranio (y recordemos que Francia es el país europeo con más centrales nucleares y, por consiguiente, el principal consumidor de este bien), mineral que se utiliza para la producción nacional de energía Tan solo en el año 2021, Francia importó uranio desde Níger por un valor de $833 mil dólares, según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC por sus siglas en inglés). Y, para el segundo, el país africano es uno de los principales socios, no solamente comerciales sino también con afinidad ideológica. Un pensamiento anti-occidental, pero especialmente anti-francés.